La publicidad actual no es comprensible
sin el acompañamiento musical que le caracteriza, como en los soportes en
los que el público puede oír los mensajes publicitarios (televisión,
radio, Internet…). Pero,
¿desde cuándo existe esa vinculación tan estrecha entre los anuncios y
la música?
La radio fue el primer gran medio de comunicación de masas que llevó a muchas empresas a anunciar
sus productos en las ondas. En la década de 1920, algunas emisoras
comenzaron a emitir anuncios con melodías sencillas y fáciles de recordar.
El desembarco de la música en la publicidad se completó tras la Segunda
Guerra Mundial, cuando la televisión comenzó a tomar el testigo de la
radio.
La música en la publicidad posee una garantía de éxito ya que despierta conexiones emocionales en los oyentes. Mientras una voz en ‘off’ procede a narrar
las virtudes del producto, el hilo musical va despertando el interés del
público hasta que este acaba asociando la empresa anunciante con la
música. Para lograr tal efecto, las marcas deben recurrir siempre a la
misma melodía. Este el origen de los jingles, pequeñas piezas musicales
compuestas expresamente para la publicidad.
¿Quién
no recuerda un determinado producto por la música que se escogió para
publicitarlo? La asociación es casi automática y ese es el objetivo de
los publicistas. Uno de los ejemplos más ilustrativos es el anuncio con el que Pepsi nos
sorprendió en el descanso de la Super Bowl de 2004. Beyoncé, Britney
Spears, Pink y Enrique Iglesias protagonizan una delirante historia de
gladiadores con el mítico We Will Rock You
repitiéndose con creciente intensidad.
¡BUEN FIN DE SEMANA!
Y recordar...
Y recordar...
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